lunes, 25 de marzo de 2013

#30 Pequeño editorial acerca del escepticismo.

 

Yo solía ver los Expedientes Secretos X... es más, lo disfrutaba. Era una buena serie, tenía episodios sino fascinantes, mínimo interesantes, que te obligaban a quedarte hasta el final. El guión era tremendo, las conversaciones entre Moulder y Scully legendarias e inteligentes, los argumentos eran siempre frescos y la imaginación volaba por todos lados. Soy de los que admitó que Expedientes Secretos X dejó un vacío televisivo que ha sido difícil de llenar. Pero también admito que mucho del argumento principal de la trama era el debate entre el escepticismo y la credulidad. Cada episodio contenía una fuerte discusión acerca de la naturaleza de los casos, y en cada una de ellas, el creyente encarnado por el inteligente Fox Moulder se sobreponía encima de las hipótesis de la no menos astuta pero si más ingenua, Dana Scully. Y no fue sino despues de varios años que un amigo me hizo notar que Expedientes Secretos X favorecía siempre un punto de vista mágico, conspiranoico o, peor aun, pseudocientifíco. ¿Y saben qué? Es completamente cierto. Los Expedientes Secretos X son el sueño de cualquier ufólogo, chamanista, espiritista, u otro charlatán, por que la respuesta correcta, la que resolverá el caso que se nos planteó en los primeros 5 minutos, y de la que se darán pruebas en los 40 minutos restantes sin lugar a alguna interpretación más terrenal de los hechos, será la de lo sobrenatural, lo oculto, lo que la ciencia no puede explicar y por ende tenemos que recurrir a fuerzas antiguas que gobernaban la humanidad antes de ser desplazadas por modernos pero secos é insípidos conocimientos cientifícos. 

Y la verdad no tengo grandes problemas con eso. Hoy en día disfruto mucho de las historias que no tengan que inventar fuerzas mistícas para dar resolución a la trama, pero también disfruto de LOST, The Walking Dead, El Señor de los Anillos y otras tantas que me piden creer en cosas ajenas al sentido común. Detesto las concepciones religiosas, pero leer la balada de los Valars fue uno de los momentos más épicos de mi juventud. No creo en fantasmas ni espirítus, pero disfruté completamente de Avatar: Legend of Ang y su interpretación pseudo mágica del orden del universo. Al final del día se que es una historia que tiene incluso una moraleja, pero que no son guías para interpretar el mundo. El mundo es mucho más complejo, llegar a la respuesta correcta depende de más que solo creer o tener fe en una línea de pensamiento, se necesita mucho esfuerzo para comprender, mucha meditación, pero más importante, seguir un camino de escepticísmo, incluso hacia la respuesta que todo mundo acepta como correcta. 

Y es que las fuerzas ocultas que explicaban el mundo cuando la humanidad era joven han sido desplazadas por algo mucho más robusto, principios naturales que nada tienen que ver con lo que nosotros queramos, si no que estan ahí por que son más que nosotros mismos, pero sin dejar de ser parte de nosotros a la vez. Pensar que no existen los fantasmas talvez abre la puerta a dudas, complejos y miedos acerca de la muerte, pero entender como cada célula de nuestro cerebro interpreta el mundo a tráves de corrientes eléctricas impulsadas por moléculas de carbono y nos hace ser nosotros, sin necesidad de alma, de espíritus y de escencias divinas, es que es algo que te quita el aliento. Y no es que pensemos que somos un cerebro, un corazón, ó un conjunto de órganos, no es que creamos que el mundo no tiene cabida para la magia. Claro que lo tiene, el lugar son esas historias que nos transmiten a tráves de ellas moralejas acerca del valor y la honestidad. Pero también aceptar que son solo eso, historias, que Moulder nunca resolvió un caso en realidad y que de estar nosotros en su situación, lo aplastantemente más probable es que la respuesta de Scully sea la correcta y la que resuelva el caso. Por que en el mundo en el que vivimos ella tendría la razón ya que no cree, pide evidencias. Y de no encontrarlas asume la hipótesis más sencilla, la que esta de acuerdo con ese humano que salío de las cavernas y vio en la oscuridad de la noche, no fantasmas ni dioses, si no un mundo que necesitaba ser comprendido. Y es que no es malo temer a la oscuridad, lo malo es caer en ella...

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